La autoestima; No somos responsables de lo aprendido pero si de cambiarlo.

Supongo que no hay psicólogo que se precie que no escriba sobre este tema. Si habéis leído algún articulo mío no soy, quizás, una psicóloga muy al uso y quizás hay temas que veo tan trillados que no los escribo, al menos no desde una perspectiva directa.

Hoy he decidido hablar de la autoestima, pero desde un enfoque, quizás, algo distinto. Para mí, a día de hoy, la autoestima o sus variantes cercanas como amor propio, autoconcepto…son, sin duda alguna la base de prácticamente todos los problemas que me llegan a consulta.

Ante problemas similares hay muchas manifestaciones…¿sabíais que el narcisista es la persona con peor autoestima? O que ¿detrás de la agresividad normalmente hay personas heridas? No somos tan raros, tan distintos o tan peculiares, de verdad que no. La base de lo que a muchos les sucede es tremendamente similar. Lo que si varia enormemente (por que somos seres distintos) es la forma que tenemos de manifestar todo esto.

Anorexia, obsesiones, depresión, ansiedad, dependencia…son, tan solo, manifestaciones de una serie de problemas de base. Problemas que en un, me atrevería a decir, 75%, tiene que ver con la autoestima o sus variantes.

¿Por qué tengo la autoestima que tengo?

Pues quitando la base genética que tenga cada uno lo que mas va a influir es lo que hayamos aprendido durante la vida. Los apoyos que hayamos o no tenido, las circunstancias que hayamos vivido. Todo eso va a ir modelándonos de tal manera que va a generar en nosotros un patrón o forma de ver la realidad determinado y es este patrón el que va a influir y va a ser determinante muchas veces en nuestra forma de vivir, de interpretar y de gestionar las cosas que nos vayan sucediendo.

Si entendemos la autoestima como patrón que se generó en nuestra infancia quizás entenderéis porque a veces digo que los “parches” no sirven de nada. No sirve de mucho que nos miremos al espejo y nos digamos que guap@ soy si toda mi vida he sentido que la belleza era determinante para la felicidad (además un tipo determinado de belleza), tampoco nos vamos a sentir increíbles porque un día alguien nos diga que bien hemos hecho un trabajo si tenemos la idea de que la gente solo dice cosas buenas para obtener cosas. Tenemos que ir a la base, al momento en el que nuestra cabeza aprendió unos patrones, una forma de pensar que no nos beneficia en nada. Hay que llegar a esa raíz y tratar de modificarla para que esa próxima vez que me mire en el espejo y me diga guap@ me lo crea de verdad y para que cuando vuelvan a decirme lo bien que hago algo conteste “lo sé”.

¿Cómo logro cambiar esos patrones?

Haciendo terapia. Es una respuesta corta y concisa. Si puedes hacerla tu sol@, estudiando, leyendo…fantástico y sino busca ayuda profesional. Cuando digo ayuda profesional me refiero a profesional de verdad. Igual que un albañil no te arregla un enchufe o un abogado no diseña casas los que nos dedicamos a mejorar la salud emocional somos psicólogos o psiquiatras.

Muchas veces me encuentro en terapia a gente que ha estado años escuchando lo maravilloso y genial que era pero que en cuanto ha dejado de escucharlo ha vuelto a lo mismo…eso son los denominados por mi “parches”. Se caen con el tiempo y surge lo real. Cambiar los patrones, aunque sea mínimamente es la única forma de que los cambios perduren.

Cuando empezasteis a leer este articulo quizás os esperabais una serie de “tips” o “consejos” …puedo darlos y si, algunos funcionan, pero lo hacen en personas que no tienen problemas serios de autoestima sino en personas que quizás están pasando malos momentos, circunstanciales…pero cuya base o patrón es sano por lo que es simplemente una especie de “empujón”. Pero aquell@s que tienen un problema que va más allá, con más base, con más raíz notaran que estos consejos que podéis ver en tantísimos sitios se os quedan cortos, si es así, de verdad, sea con quien sea, buscar ayuda porque no merece la pena conformarse con lo aprendido cuando el ser humano tiene una gran capacidad para seguir aprendiendo.

No fuimos responsables de los patrones que aprendimos, pero si somos responsables de cambiarlos.

 

Escribe un comentario