El perdón

Cuando crezcas, descubrirás que ya defendiste mentiras, te engañaste a ti mismo o sufriste por tonterías.
Si eres un buen guerrero, no te culparás por ello,
pero tampoco dejarás que tus errores se repitan.

El perdón es una expresión de amor.

El perdón libera de ataduras que amargan el alma y enferman el cuerpo.

Muchos de nuestros intentos de perdón fracasan pues confundimos escencialmente lo que es perdonar y nos resistimos ante la posibilidad de empequeñecer los eventos ocurridos u olvidarlos.

El perdón no es olvido, no es olvidar lo que nos ocurrió.

No significa excusar o justificar un determinado evento o mal comportamiento.
No es aceptar lo ocurrido con resignación.
No es negar el dolor.

No es minimizar los eventos ocurridos.

No significa que estés de acuerdo con lo que pasó, ni que lo apruebes.
Perdonar no significa dejar de darle importancia a lo que sucedió, ni darle la razón a alguien que te lastimó. Simplemente significa dejar de lado aquellos pensamientos negativos que nos causaron dolor.

Creemos erradamente que el perdón debe de conducirnos inexorablemente a la reconciliación con el agresor.
Pensamos que perdonar es hacernos íntimos amigos de nuestro agresor y por tal motivo lo rechazamos.
No implica eso para nada, el perdón es UNICAMENTE PARA TI y para nadie más.
No hay que esperar que la persona que nos agredió cambie o modifique su conducta pues lo más probables es que ésta persona no cambie y es más, a veces se ponen hasta peor.

El perdón se basa en la aceptación de lo que pasó.
La falta de perdón te ata a las personas desde el resentimiento.
Te tiene encadenado.

El perdón se debe de realizar «sin expectativas» sin esperar que nada suceda.
Si esperamos que el agresor acepte su error, estaremos esperando en vano y gastando nuestro tiempo y nuestras energías en una disculpa que jamás llegará.
Si estamos esperando esta reacción, luego de haber perdonado, pues realmente no perdonamos de corazón pues seguimos esperando una retribución, un resarcimiento.
Seguimos anclados en el problema, en el ayer, queriendo que nos paguen por nuestro dolor.
Entonces no hemos perdonado, y quien tiene el control de nuestra vida es el EGO.
EGO que quiere a toda costa castigar o cobrar al agresor.
No existe nada ni nadie que pueda resarcir el dolor ocasionado en el pasado, el pasado no tiene cómo ser cambiado.
Ningún tipo de venganza o retribución podrá subsanar los momentos de tristeza y desolación que vivimos, lo mal que nos sentimos.
Al esperar una disculpa, que se acepte el error; nada de eso cambiarán los hechos, lo ocurrido en el pasado, sólo estaremos queriendo alimentar nuestro ego, nuestra sed de justicia mal enfocada.

La falta de perdón es el veneno más destructivo para el espíritu ya que neutraliza los recursos emocionales que tienes.

El perdón es una declaración que podemos y debemos renovar a diario.

Muchas veces la persona más importante a la que tienes que perdonar es a ti mismo por todas las cosas que no fueron de la manera que pensabas.

Perdonando desde nuestro corazón, logramos mirar los hechos tal y como sucedieron y luego decidimos dejarlos ir, dejarlos en el ayer.

Aceptamos que somos APRENDICES!
Que la lección ya se encuentra aprendida y que hemos logrado vencer las circunstancias negativas que nos tocaron vivir.

Perdona para que puedas ser perdonado.
Recuerda que con la vara que mides, serás medido…

PAULO COELHO

Pd: Cuando en terapia hablamos de PERDÓN no nos referimos a olvidar o no respetar el dolor…hablamos de que la ausencia de perdón lo que hace es condenarnos a nosotros mismos. Las emociones y energías negativas nos agotan, nos dejan sin fuerzas para luchar en la vida…perdonando nos damos permisos a nosotros mismos para seguir adelante. Aprendiendo, probablemente, a caminar de nuevo pero sin la pesada mochila de la venganza, de la negatividad, del odio….perdonar no se hace por el otro sino por nosotros mismos, de hecho, muchas veces es a nosotros a quien debemos perdonarnos.

Este es un tema complicado y entiendo difícil de entender lo que aquí quiero expresar. Ojala alguna persona, quizás no muchas, pueda entender el mensaje de este escritor así como mi explicación porque veo muchas «mochilas» emocionales cargadas de rencor que pesan tanto que no permiten caminar a aquel o aquella que las carga….ya llevamos la mochila del dolor…no nos carguemos también con la del rencor, el odio y/o la venganza. Vayamos dejando todas poco a poco caer de nuestros hombros…no para olvidar… pero si…. para poder avanzar.

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