Yo tengo el timón de mi vida

Los mejores años de tu vida son aquellos en los que decidas que tus problemas son sólo tuyos. No es culpa de tu madre, la ecología, o el presidente. Uno se da cuenta de así del control de su propio destino. Albert Ellis

Cuando somos pequeños dependemos totalmente de aquellas personas encargadas de cuidarnos (padres, madres, abuelos, tios, tutores…). De como ellos sepan realizar esta función dependerá en gran medida nuestra salud tanto física como emocional. Esto quiere decir que si nuestros cuidadores no están capacitados o tienen problemas importantes no resueltos lo mas probable es que de alguna u otra manera nos llegue a nosotros.

Por ejemplo; un cuidador que no se ha querido nunca es difícil que exprese amor. Un cuidador que no ha luchado por si mismo es complicado que enseñe a luchar. Un cuidador que se preocupa por todo es difícil que muestre seguridad.

No voy a meterme en el tema de apegos, aunque si os interesa os dejo aquí unos links a artículos que en su día escribí explicando los distintos tipos:

https://www.psicologiaretiro.es/el-apego/

https://www.psicologiaretiro.es/el-apego-2-seguro-e-inseguro-ambivalente/

https://www.psicologiaretiro.es/el-apego-inseguro-evitativo-y-desorganizado/

https://www.psicologiaretiro.es/trastornos-del-apego-4-tienen-solucion-como-solucionarlos/

De lo que quiero hablar hoy es de la responsabilidad. Cuando estamos al cuidado de alguien la responsabilidad sobre como llevar a cabo esos cuidados recae en la persona en cuestión. Si sufrimos malos tratos no fue por nuestra culpa, si abusaron de nosotros no fue porque lo causásemos nosotros, si nuestro cuidador nunca estaba no era porque no fuéramos suficiente. Todo esto fue solo y exclusivamente por causa de los cuidadores.

Sin embargo, cuando somos adultos, cuando ya no dependemos de unas figuras que nos alimenten, nos enseñen, nos conduzcan en la vida…ahí somos nosotros los responsables y eso es, simplemente, maravilloso.

Depender de nosotros y no de los demás es el paso mas importante para poder cambiar las cosas. Hacernos responsables de que ahora somos nosotros los que tenemos el poder de cambiar es la mayor libertad que tenemos.

Por otro lado a veces es un arma de doble filo. Muchas veces nos quedamos en la comodidad de culpar de todo lo que nos ha sucedido a determinadas personas. Nos limitamos a desear que algunas personas lo paguen y nos limitamos a esperar que la vida, no sabemos porque, nos compense. El problema es que la vida no funciona así y muchas veces esto nos hace estar “en espera” toda la vida, pensando que algo o alguien solucionará todo aquello que nos sucedió y sin darnos cuenta de que solo y exclusivamente somos nosotros los que podremos lograr eso.

No podemos cambiar el pasado pero si podemos modificar lo que determinadas cosas en nuestras vidas nos hizo creer sobre nosotros mismos. No podemos cambiar que una madre no estuviese porque siempre estaba fuera pero si podemos darnos cuenta de que no es porque no valgamos sino por una decisión o circunstancia de ella. No podemos cambiar que nuestro padre no nos quisiese pero si podemos darnos cuenta que eso no significa que no sea “querible” sino que quizás mi padre no sabia o podia querer.

Para cambiar todo esto es necesario un trabajo terapéutico amplio y para ello es básico tomar conciencia de que ahora, los que nos responsabilizamos de nuestra vida somos nosotros. Si yo me hago responsable de mí mismo podre recuperar el timón de mi vida.

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