La soledad mas dura

 

Hay muchas personas que han crecido en la más absoluta soledad. Quizá con soledad presencial porque hayan tenido tutores o quizás hasta familia, pero sí en la más tremenda y horrible soledad emocional. La soledad mas dura es la que se da, incluso, en compañia.

Escuchar frases como “vales tansoledad poco que mi perro esta por delante”, “yo me casé con tu madre, tú no me interesas (de un padre a su hija)”, “ojalá te hubieses muerto” ( a un niño cuyos padres acaban de morir en un accidente), «eres una mierda que no vale nada» o el consabido “ojalá no hubieses nacido nunca” son frases que, a muchos, de seguro, nos resuenan. También existe la opción de hacer como si no existieras “nos vamos los 4 de vacaciones (pero si yo soy el 5…)”, “me importa lo que siente tu hermano no lo que sientes tú, cállate”, «Tu cállate y traga que solo importamos los mayores». La soledad mas dura puede estar llena de palabras.

Tal vez fue un comentario desafortunado o quizás era algo que escuchábamos a diario durante muchos, demasiados años.

Cuando somos pequeños todo aquello que nos dicen los adultos de referencia pasa a ser “ley”. Sería totalmente imposible que pusiéramos en evidencia lo que nos dicen porque lo que necesitamos de pequeños es seguridad por lo que el hecho de poner en evidencia algo nos hace perder la seguridad que creemos tiene esa persona que nos manda esos mensajes. Si esa persona, nuestra persona de referencia, dice que no valgo nada y que debería estar muerto pues claramente tiene razón.

Cuando estamos tantísimos años escuchando lo mismo y no tenemos a persona alguna que lo contradiga creceremos con la “preciosa” creencia de que no valemos nada y de que nadie nos valora (al fin y al cabo, como ya nos dijo nuestra persona de ley, la mejor opción será estar muertos o quizás éramos tan “mierdas” que no merecíamos nada).

Y vamos creciendo...

Cuando somos mayores, puede que quizás, si tenemos suerte, podamos contradecir algunas cosas e incluso encontremos a alguna persona que nos haga ver lo contrario. Sin embargo, esto no es lo habitual. Lo lógico es que demos con personas similares a las que hemos tenido en la infancia. Recordad que para nosotros ESAS son las personas reales, lo demás simplemente no existe. Eso significa que daremos con amig@s, parejas, colegas que “nos” harán sentir igual que lo que conocemos y lo peor de todo es que para nosotr@s será tremendamentesoledad normal.

Un día empezamos a sentir una tremenda soledad, una inmensa ansiedad, un tremendo vacío. Quizás no ha pasado nada fuera de lo normal, tal vez es solo un comentario similar o un comportamiento parecido a los que siempre hemos tenido alrededor pero ese día nuestro sistema peta y grita ¡basta!

Desconocemos que nos pasa, al fin y al cabo siempre he “llevado bien” los insultos o las humillaciones, no son para tanto, no tenemos que exagerar (nótese la ironía, por favor). Si nunca me he quejado de que mis amigas me utilicen cuando me necesitan, aunque luego no estén si las necesito yo o si no me importa que mi pareja no me hable porque es verdad que no tengo nada interesante que decir. La soledad mas dura puede darse con gente alrededor.

Y nuestro sistema "peta"

¿Por qué el sistema peta? Porque todo sistema tiene un límite. Imaginaos que de pequeños os ponen una venda en los ojos y vivís de esa manera, con el paso de los años los nudos se van aflojando y un día de repente la venda cae, y lo peor, ¡¡¡¡VES!!!!. Ves la realidad, ves que lo que has soportado no es lo normal, ves que el dolor tan inmenso que llevas a cuestas no es sano. La gente de la que habías elegido rodearte todo este tiempo estaba basada en tus parámetros de “ceguera”, en parámetros erróneos basados en insultos y humillaciones que tu habías aprendido que eran normales.

Ves otras realidades, a otras personas no les hacen eso y son mucho más felices… ¿Cómo puede ser que sea así? ¿podría yo tener eso? Sí y no.

  • NO, si sigues con todo aquello que lleva rodeándote toda la vida y que tú has considerado normal. Porque, de verdad, NO LO ES.
  • , si dejas todo eso lejos y empiezas a buscar cosas alternativas, pero ¿esto implica alejarte de según que personas? ¿dejar de hacer según qué cosas? ¿cambiar cosas?, clarísimamente SÍ.

Si hubiese dos habitaciones, una con abejas y colegas (sirve pareja, familia…) y otra con spa (solo) y entrases en la de abejas ¿a qué saldrías corriendo hacia la otra?. No te quedarías en esa esperando a recibir más picotazos. “¡Es que en la otra no hay nadie, prefiero los picotazos a la soledad!”. Cierto y falso a la vez. No hay nadie de momento en la nueva habitación porque primero deberás curar todos tus picotazos y cuando estés curad@ podrás moverte por las habitaciones tranquilas observando que puede depararnos cada una de esas estancias.

Y comenzamos a sanar

Este camino de búsqueda y sanación de nosotr@s mism@s puede ser terriblemente solitario. Quizás, con suerte, puedas contar con un amigo o un familiar que sujete tu mano, pero la gran mayoría de las veces esto no sucederá. De todas formas DEBEMOS seguir caminando. Curando nuestros picotazos. Investigando el nuevo mundo, las diferentes opciones. Recuerda que la gente que entra ahí es a la que no le gustan los picotazos (humillaciones, insultos, gritos, dolor) por lo que cuando por fin puedas caminar y empieces a investigar encontraras a gente sumamente diferente a aquella que creáis conocer y que no te hacia bien.

¡Qué difícil todo esto! Pues sí la verdad, no es nada fácil. Muchos días volverás a meterte en la habitación de las abejas donde esta “tu” gente. Aguantarás lo que puedas los picotazos y volverás a salir. Cada día afortunadamente te gustará más la habitación de spa y volverás menos a la de los picotazos hasta que llegue un día que estarás frente a la puerta, agarrarás el pomo y simplemente, no abrirás.  La soledad es durísima pero los picotazos son terribles. Volverás a empezar a curarte de nuevo, pero algunos de los picotazos te dejaran cicatriz. Esa cicatriz te recordará qué puerta no debes volver a abrir nunca. Por mucho dolor que sientas, por muy terrible que parezca la soledad, camina por favor, un paso delante de otro. Siéntate cuando necesites parar, pero no vuelvas a aquella habitación. Nadie se merece el dolor continuo.caminando

Paso a paso, aunque lleve mucho tiempo, estarás más cerca de lo nuevo. No puedo prometerte un mundo de fantasía, pero si un mundo de opciones y oportunidades donde aprender a ser tu y donde no permitir más insultos ni humillaciones que te recuerdo, quedaron encerrados en aquella habitación de picotazos.

Si no puedes hacerlo solo, algo que es totalmente normal y no cuentas con ese brazo en el que apoyarte, recuerda que los profesionales de la salud mental estamos aquí para eso. Déjanos que te acompañemos, que te ayudemos a salir todas las veces que vuelvas a meterte en la habitación de los picotazos (porque todos lo hacemos “más vale lo malo conocido…” a veces el refranero Español no nos ayuda nada). Permítenos que sostengamos tus lágrimas por el adiós a lo malo pero conocido y que agarremos tu brazo para que puedas caminar más seguro hacia lo sano y mejor.

Podemos convertir la soledad mas dura en nuestra mejor compañía; la nuestra propia.

Importante

Nota: los ejemplos y las frases han sido sacados de las historias clínicas de mis pacientes. No están ni inventados ni exagerados.