No se olvida; se supera.

Muchas veces nos suceden cosas en la vida que desearíamos que jamás nos hubiesen sucedido; perdidas de personas, conocer a determinada gente, acontecimientos traumáticos (abusos, sentimientos de abandono, falta de autoestima…)

Por suerte y si, digo por suerte no tenemos a día de hoy la capacidad real y consciente de olvidar determinadas cosas. Solo enfrentándonos a las cosas podremos superarlas. Si olvidásemos cometeríamos una y otra vez los mismos “errores” y entraríamos en un bucle infinito de sufrimiento. Aprendemos a montar en bici cayéndonos, a andar cayéndonos…solo conociendo que hago mal podre quitar ese camino y probar otro.

Como dijo Édison: No fracasé, sólo descubrí 999 maneras de cómo no hacer una bombilla “

Ante traumas graves sucede muchas veces lo que los psicólogos denominamos, disociación. En términos simples la definiríamos como una especie de escisión de la personalidad donde la parte que sufre el trauma es encerrada en lo mas profundo de nuestra mente haciéndonos creer que nada ha sucedido. El porque sucede esto y como gestionarlo será tema de otro artículo porque es bastante extenso.

Lo que hoy quiero comentar es que incluso en esos casos donde nuestra mente encierra o esconde lo sucedido, lo que no podemos cambiar es el hecho de que ha sucedido. Este hecho es inmodificable, no podemos volver atrás en el tiempo. Ante esto realmente solo tenemos dos opciones, superarlo o no.

A veces creemos que olvidando superaremos las cosas y aunque hayamos logrado esconderlo en lo más profundo de nuestra mente la realidad es que sigue ahí, con mil capas, mil tabiques, pero continúa estando.

Si yo guardo algo en un desván, pongamos por ejemplo la típica bici estática que ya no uso, ¿sigue existiendo o ha dejado de existir? Claramente la bicicleta sigue existiendo, simplemente la he apartado a un lugar donde no la veo, no me molesta o no me estorba. Llega un día en que necesito guardar mas cosas en el desván, pero la bicicleta ocupa mucho. Tengo dos opciones, o bien no guardo nada y dejo que la bicicleta siga ocupando espacio o la saco y meto cosas nuevas.

Que apartemos cosas de nuestra mente, las neguemos o no queramos aceptarlas no significa que vayan a desaparecer, siguen ahí, no solo ocupando sitio y por tanto molestando, sino que nos impide guardar cosas nuevas.

Nuestra mente, alma, corazón como queráis denominarlo es igual. Sigue sabiendo que hay cosas ahí, que ocupan espacio, tiempo, lugar y que me impiden conseguir otras cosas…la decisión de continuar así o de sacarlas, gestionarlas y permitir que cosas nuevas entren es solo nuestra.

Que algo haya estado mucho tiempo guardado no significa que no pueda ser sacado. Tendrá más o menos polvo, estará mas o menos oxidado, pero siempre se puede decidir sacarlo; tú decides.

 

 

 

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